Un conflicto es una oposición o desacuerdo entre personas por intereses diferentes. ¿Quién no ha tenido alguna vez un conflicto? Establecer actitudes claras es determinante para frenar una situación de este tipo y lograr construir una relación de cordialidad con la otra parte.
En el ambiente laboral es muy común encontrar compañeros de trabajo con distintas características en su personalidad: conversadores, exigentes, reservados, enojados, seguros, empáticos, coquetos, distraídos, etc. Por esto, es clave comprender que cada quien, desde su individualidad, aporta al funcionamiento del equipo y se convierte en un coequipero.
Hay algunos comportamientos que pueden ocasionar un conflicto y que, por lo tanto, debemos evitar: humillaciones, burlas, ironías, sarcasmos, comentarios de aspecto personal, comparaciones, discriminación, insultos y opiniones sobre temas privados.
¡Una buena actitud siempre nos ayudará a tener excelentes relaciones interpersonales y gestionar la resolución de los conflictos! ¡Cada persona que hace parte de la entidad es clave para consolidar un buen ambiente laboral y trabajar de una manera más feliz!